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lunes, 25 de marzo de 2013

Lengua vasca

Lengua vasca, idioma cooficial con el castellano en el País Vasco español desde el año 1980; también hablan esta lengua en Navarra y en el departamento francés de los Pirineos Occidentales. Desde 1863 el príncipe Luis Bonaparte clasificó los dialectos vascos en dos grandes grupos, los hablados en España: vizcaíno, guipuzcoano, altonavarro septentrional y altonavarro meridional, y los hablados en Francia: suletino, labortano, bajonavarro oriental y bajonavarro occidental. Hoy la Academia de la Lengua Vasca revisa esta clasificación, porque considera que se trata de un solo idioma perteneciente a un pueblo que a lo largo de la historia no ha convivido como comunidad política en un único Estado.

 Ha habido tantas variedades como pequeñas comunidades se asentasen en los valles que constituyen su territorio. Así, al sur de los Pirineos se reconocen hasta veinte variedades.

De su origen puede afirmarse que se trata de una lengua afincada desde la época prerromana en los mismos confines físicos donde hoy se emplea. Claramente diferenciada de las lenguas indoeuropeas colindantes, posee características aglutinantes como las lenguas laponas, caucásicas y bereberes; además, como otras lenguas del mundo, cuenta con el caso ergativo, que expresa el agente de la acción verbal, lo que contribuyó a elaborar todo tipo de teorías sobre la familia lingüística a la que pertenece.

Lo más verosímil es que llegara a la península traída por pueblos invasores en el periodo paleolítico como ya sugirió Miguel de Unamuno por los términos aitz, aitzur, aizkora, que significan 'roca', 'azada' y 'hacha', respectivamente. Su asentamiento en el País Vasco es tan ancestral que puede afirmarse sin exageraciones su carácter de lengua indígena. Convivió con el ibero y tomó muchos préstamos léxicos del latín. Sirvió como sustrato a la configuración del castellano y durante siglos permaneció intacta y reducida al ámbito de la comunicación local y familiar.
El vasco posee cinco vocales, que se corresponden básicamente con las del español. Las vocales e y o presentan grandes diferencias según su entorno fonético; es muy frecuente que en el caso de la e cambie de timbre, desde el fonema /i/ hasta el /a/. En el sistema consonántico la consonante f parece con claridad un préstamo. Posee una sibilante sorda s, otra sonora z, y otra palatal fricativa x, como la francesa, que corresponde al fonema /š/. Otra característica de su sistema consonántico es la articulación africada de los tres fonemas sibilantes bajo las grafías ts, tz, tx. Este último (tx) puede escribirse también como ch en los préstamos entre vasco y castellano ya que tiene el mismo sonido; buena muestra de ello es el apellido Echevarría, que procede de etxe, que significa 'casa', y berri, que significa 'nuevo'.

El acento varía su posición en función de la oración, de la frase y de la palabra, de ahí la gran vacilación que se observa en la transcripción de los nombres al castellano. Morfológicamente es una lengua muy rica en partículas y pertenece al tipo aglutinante. Posee un sistema de casos y una compleja conjugación verbal, y sintácticamente mantiene el orden nombre-adjetivo-artículo como en aita gurea (literalmente 'padre nuestro el', donde el sufijo a corresponde al artículo). Su léxico moderno ha tomado numerosas raíces procedentes del castellano y del francés.


La lengua vasca, en otros tiempos llamada vascuence y hoy eusquera, euskera o euskara, como el pueblo que la habló, no sufrió romanización ni el dominio visigodo. Pudo haberse perdido como otras lenguas peninsulares de Galia e Hispania, pero fue precisamente su aislamiento y el hecho de que los imperios invasores se propusieran la conquista de estos territorios en momentos de franca decadencia lo que permitió que sobreviviera.
 En el siglo IX estaba ya consolidada aunque como lengua de carácter familiar sin apenas expresión escrita, a pesar de ser uno de los idiomas con documentación más antigua, como lo testimonian las glosas en vasco de San Millán de la Cogolla. El primer texto impreso en lengua vasca pertenece al poeta Bernard Dechepare (1545).

 En el siglo XIX surge un movimiento de afirmación nacional conocido como Fuerismo, muy ligado a la lengua y a la literatura, las cuales experimentaron un extraordinario desarrollo.
La creación de Euskaltzaindia (Real Academia de la Lengua Vasca), en 1919, supone un paso importante en la búsqueda de una norma unificadora, que no pudo desarrollarse porque después de la Guerra Civil española la lengua vasca sufrió una dura represión.
 Sin embargo, a partir de 1968 Gabriel Aresti bajo la dirección de Koldo Mitxelena y otros estudiosos inician la normalización de la ortografía, el léxico, la declinación y el verbo. Con la llegada de la democracia, fue reconocida como lengua cooficial en el País Vasco, y en 1984 el congreso de Euskaltzaindia sentó las bases para la normalización de los diferentes dialectos vascos en un idioma, que es el llamado euskera batua. Esto ha dado lugar a una producción literaria y científica, a publicaciones periódicas, emisoras de radio y canales de televisión que normalizan y difunden la lengua.

Su enseñanza en el ámbito del País Vasco es obligatoria en los niveles de enseñanza primaria y secundaria, lo que asegura ya definitivamente su pervivencia.

Lengua gallega

Lengua gallega, lengua que habla la mayoría de los habitantes del noroeste de la península Ibérica, en las provincias españolas de A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra; así como también en las zonas limítrofes y aisladas de las provincias de León, Asturias y Zamora.

Durante la edad media, el gallego constituyó una misma unidad lingüística con la lengua portuguesa, el galaico-portugués. Esta lengua procedía del latín vulgar que se conformó durante la convivencia de los hispanorromanos y los germanos durante la dominación visigoda. El galaico-portugués fue una lengua que mantuvo muchos de los arcaísmos de su procedencia originaria, al contrario que el castellano que fue una lengua más rupturista e innovadora. El galaico-portugués también mantuvo y conservó un vocabulario arcaico que no se dio en otras lenguas románicas desgajadas del latín originario.

El galaico-portugués conservó las siete vocales del latín vulgar. Hay una e y una o abiertas que no diptongan cuando son tónicas como sucede en el castellano; y también hay una e y una o cerradas. Los diptongos latinos ai y au se mantienen en ei y ou, mientras que en castellano se transformaron en una monoptongación e y o. La f, j y g iniciales latinas persisten ante vocal átona de la serie anterior, consonantes desaparecidas en castellano. También queda intacto el grupo interior mb, m solamente en castellano.

El galaico-portugués conservó el pluscuamperfecto de indicativo latino, sustituido por una perífrasis en castellano, y el infinitivo con desinencias personales que conservó la forma del imperfecto de subjuntivo latino. También se estableció la utilización del artículo determinado sobre el adjetivo posesivo y el uso como enclítico del pronombre personal átono acusativo o dativo, que el castellano antepuso al verbo. También se conservó la construcción latina con la preposición en rigiendo un complemento de dirección.

Fonéticamente, el galaico-portugués se distingue por la caída de la n y la l intervocálicas y la nasalización de las vocales en contacto con consonante nasal, así como la temprana resolución en el fonema palatal de los grupos iniciales cl, fl, pl, que en castellano produjeron ll.

A partir del siglo XIV, el galaico-portugués que había surgido en Galicia y que se había extendido hacia el sur por los combatientes contra el dominio musulmán, fue perdiendo su unidad y comenzó a separarse en otras dos lenguas: el gallego y el portugués. El gallego se distingue del portugués, fundamentalmente y entre otras cosas, por la desaparición de la nasalidad vocálica, por la distinción de los fonemas s y z, en la existencia del fonema palatal africado sordo ch y en la pérdida de s y j sonoras y de v labiodental. Mantiene los finales de la palabra en on, an, frente al portugués ao.

El gallego en su evolución, por motivos sociopolíticos, estuvo más salpicado por el castellano que por el portugués, fundamentalmente en la expresión coloquial y, en mucha menor medida, en la escrita. El gallego también mantuvo, a lo largo de los siglos, muchas zonas dialectales, circunscritas sobre todo a las zonas marinera y del interior de la montaña, que hoy han sido integradas prácticamente por el gallego normativo. Desde la aprobación de la Constitución española de 1978, y del Estatuto de Autonomía de Galicia de 1980, el gallego ha recobrado el carácter de lengua oficial, junto con el castellano, en Galicia. Desde entonces está teniendo un gran desarrollo.